Juego de construcción con retales de madera

La experiencia vital es algo curioso. Basta estar interesado en algo, para que de repente se te presente la oportunidad de participar de alguna manera, para que eso que te interesa empiece a transformar tu experiencia.

Estaba leyendo "Sumerhill" , obra de A.S Neill y fantaseaba con las bonitas ideas de una educación basada en la autorregulación de los niños en libertad, y en que los niños no son inválidos natos, ni autómatas inconscientes necesitados de instrucción para poder ser buenos seres sociales, sino que más bien son seres innatamente curiosos, necesitados de amor y libertad para poder desarrollar su verdadero potencial humano.
De repente hice un puente entre una idea y otra...

Y esto me llevó a pensar que lo que sucede realmente con la educación establecida en nuestra sociedad, y en el mundo entero, es que está basada en lo contrario. Con una educación sustentada en la regulación forzada de los niños en las aulas, y la memorización (digamos que los niños prefieren otros espacios más pensados para el juego, y la satisfacción de la curiosidad para adquirir conocimientos), salvo en contadas excepciones estos acaban convirtiéndose en inválidos, autómatas inconscientes necesitados de instrucción, faltos de creatividad, curiosidad y pasión. Que casualidad que sea justo este tipo de ciudadano lo que necesitan estos gordos de poder para poder seguir existiendo.

De repente una llamada. Me llamaban de la escuela de educación libre "El Dragón", situada en Torrelodones, Madrid, y me ofrecían ser el constructor de los diferentes columpios, y juguetes. 


"Crea tu propio Dragón"
Este primer juguete consiste en una caja de piezas de diferente índole (piezas con diferentes formas de madera, plástico, metal, cuerdas y ruedas), que mediante unos agujeros y unos palitos que encajan en estos agujeros, tienen la posibilidad de unirse unas a otras, dando al que juega la diversión de crear un bicho completamente diferente cada vez que lo monta, y además en muy poco tiempo.

Lo que tienen en común todas las piezas, es que son de segundo uso, sean del material que sean, fueron obtenidas de retal, reutilización o desguace, garantizándole el título de juguete ecológico.
El sistema de anclaje mediante agujero y palito, y la procedencia de las piezas, garantiza la siempre ampliabilidad del juego, fabricando nuevas piezas.











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